No es que nuestros lectores sean malas personas. Tú me lees y tengo la certeza de que eres un amor de persona 💜. Me refiero al software con el que estamos programados: análisis de la situación para sobrevivir.
En la edición #11 de Escribe con Clau y luce profesional el tema es tu lector y cómo te juzga.
Aunque inteligentes, somos animales y nos rigen las reglas de la naturaleza
Imagina a un antílope en la sabana africana. Con los primeros rayos del sol, sale a pastar con su manada. Un mordisco de vegetación, una mirada alrededor. Un mordisco de vegetación, una mirada alrededor. Un mordisco de vegetación, una mirada alrededor. Es consciente de que es la presa perfecta de los leones, las hienas y los perros salvajes.
Un descuido, y su vida termina.
El chip de supervivencia del antílope también lo tenemos nosotros. Estamos programados para mantenernos con vida y protegernos. Lo que nos lleva a analizar cada situación y marcarla con una etiqueta: tranquilo, seguro, inseguro, peligroso.
👉🏻 Estar a salvo depende de la velocidad con la que juzgamos nuestro entorno y clasificamos con etiquetas.
Lo vivimos todos los días con lo que Edward L. Thorndike llamó el efecto halo: vemos a una nueva persona y, por una sola característica, juzgamos todas las demás. Por ello, en cuestión de 1 segundo decimos: “Esta persona es así y me cae bien”.
¿La conoces? No.
¿Sabes si te la llevarás bien o mal con aquella persona? Sí.
Tu cerebro es ágil.
Aunque a veces la embarra, obvio, porque, como diría mi abuelita, del afán no queda sino el cansancio. La agilidad hace que de vez en cuando juzguemos mal (muy mal). Pero el cerebro no deja de hacerlo porque son más los aciertos que los errores, y sobrevivir depende de estos juicios.
No vas a sentarte al lado de quien luce como maleante, ¿verdad?
Este mismo proceso (análisis + etiqueta) ocurre cuando leemos.
Siempre que me lees, tu cerebro me juzga, me critica o hace un análisis (la última opción suena más bonita 😉). Como resultado, confías en mí, en mi conocimiento y me etiquetas con algún adjetivo.
(Por cierto: graaaaciaaaaaas 🙌🏻. Si sigues aquí, los adjetivos que me has puesto son buenos y bonitos).
Todos criticamos. De ahí que escribir nos tome tanto trabajo: sabemos que del otro lado hay un juez implacable que se aventurará con sus propias conclusiones sin darnos ningún chance de agregar algo.
Para salir bien librado de este juicio (crítica o análisis), Daniel Oppenheimer, psicólogo de la Universidad de Princeton, descubrió que el truco está en las palabras sencillas y la fluidez del texto; al menos, para lo concerniente a si te ven como una persona inteligente o no.
Daniel Oppenheimer, y cómo perciben tu inteligencia
Algo que nos preguntamos (sobre todo, en el ambiente laboral) es: ¿Mi lector se dará cuenta de que soy listo? ¿Con esto luciré inteligente?
Tras cinco experimentos, Oppenheimer dedujo que se trata de la complejidad del texto: cuanto más sencillo el vocabulario (palabras cortas y fáciles de leer), más inteligencia percibida.
👉🏻 En otras palabras: con un vocabulario fácil de entender, quien te lee te juzga como listo.
Aquí cabría la afirmación de William Shakespeare: “La brevedad es el alma del ingenio”.
Según Oppenheimer, las palabras cortas (tren en lugar de ferrocarril o moto en lugar de motocicleta) hacen que el texto sea más fluido. Al ser más fluido, el lector lo entiende mejor. Y al entender grita: “Oh, pero qué escritor tan inteligente”. 💡
Cuando hay palabras largas y complejas, el camino es: “Uf, pero esto es difícil de leer”. ➡️ “Me está costando trabajo entender”. ➡️ “El lector no es listo. No supo comunicarse”.
¿Conclusión? Haz que tu texto sea fluido.
Si tu lector siente que es fácil ir de la mayúscula inicial al punto final, te calificará bien. Te dará un 5/5 en inteligencia. Con un plus: la certeza de que entendió tu idea.
¿Qué es una palabra larga y qué, una palabra corta?
Arriba te compartí un ejemplo efectivo, pero banal. Para el estudio, Oppenheimer comparó estas oraciones:
⭐️ Palabras cortas:
“The primary academic goal I have set for myself is to use my potential to the fullest.”
“La primera meta educativa que me he fijado es usar mi potencial al máximo”.
⭐️ Palabras largas:
“The principal educational aspiration I have established for myself is to utilize my capabilities to the fullest.”
“La primera aspiración educacional que me he establecido es utilizar mis capacidades al máximo”.
La longitud de las palabras es más evidente en inglés (por ello te comparto la versión original y la traducción). Pero es claro que “meta educativa” es más sencilla y corta que “aspiración educacional”, al igual que “me he fijado” y “me he establecido”.
La segunda oración se entiende, pero su lectura no es fluida. La primera oración la entiendes, es fluida y dices: “Amigo, qué buena meta tienes”.
Así es como tu lector juzga tu inteligencia o tus capacidades.
Conclusión
Usar palabras complejas sin necesidad te resta puntos (de hecho, hace que las personas piensen que tienes la cabeza poco amueblada).
Y ojito: escribí sin necesidad.
Hay escenarios o situaciones en los que las palabras largas y complejas son necesarias: apendicectomía, por ejemplo, en un informe médico.
Otro escenario es la escritura entre pares. Hay palabras que no pueden faltar. Por ejemplo, si yo solo escribiera a lingüistas, esta newsletter estaría llena de palabras como morfema, lexema, sintagma nominal, sintagma verbal o análisis semántico. Pero sé que no me leen lingüísticas, sino personas interesadas en escribir bien y comunicarse con efectividad.
Enredarte con tecnicismos para mostrarte mi supervocabulario y mi superespecialidad solo haría que la comunicación se rompiera, que me dejaras de leer y, más grave aún, que perdieras el interés en escribir bien. 💔
Además, sabiendo lo que descubrió Oppenheimer, mi ego impediría que mis manos movieran un dedo si el resultado es “Concluyo que Clau es poco lista” (al igual que a ti, también me importa qué piensa mi lector de mí y si soy inteligente 😉). 🙌🏻
👉🏻 Escribe con palabras cortas en lugar de largas y haz que tu texto sea fluido.
Recomendación
Estos son los 5 experimentos de Daniel Oppenheimer y sus conclusiones. Hay una maravillosa: con la tipografía también te perciben más listo o menos listo (porque tipografía y fluidez también se relacionan).
Chaíto 👋🏻,
Clau
Compártelo con aquella persona que usa palabras largas. Al principio, no le gustará el resultado. Pero, al final, se da cuenta de que no puede tapar el sol con un dedo. 😉
Y sígueme si aún no lo has hecho.
🙌🏻