Creemos (con bastante ingenuidad, por cierto) que escribir se trata de hacer y hacer: tener un boli en la mano y llenar páginas y páginas, o estar tardes enteras con el teclado bajo los dedos, tiqui-tiqui-tiqui-tiqui-tiqui, sin pausa. Pero escribir es más que eso. Hoy, en la edición #6 de Escribe con Clau y luce profesional, te doy el secreto mágico:
Tu ingrediente para escribir bien: la idea
Sin idea no puedes escribir. Es más, el 80 % de las personas no empieza a escribir porque no sabe sobre qué escribir.
Para no ir más lejos, la semana pasada alguien rellenó uno de mis formularios de solicitud de servicios: “Te necesito porque no sé sobre qué escribir en mis redes sociales”. Es un problema común y al que nos enfrentamos todos.
Nos sentamos frente a la hoja en blanco (física o digital) y quedamos como los peces de Buscando a Nemo cuando se escapan de la pecera del odontólogo: “Y ¿ahora qué?”.
El bloqueo aparece porque no tenemos ni la más remota idea de qué hacer y el problema está en que la página en blanco no te lo dirá.
En mis 22 años escribiendo (tomo el conteo desde la universidad), la hoja en blanco no me ha susurrado al oído la idea y, aunque Zeus y sus amigos me caen superbién, no me han enviado a las musas del Olimpo. La idea no cae del cielo; la idea llega porque la preparas.
Así que tu trabajo como escritor (de correo, de publicaciones, de informes en la oficina, de cuentos o de lo que escribas) es cazar ideas.
Esto explica por qué te queda más fácil escribir un chat que un correo electrónico. Más allá del miedo a escribir (del que hablaremos otro día y que también es el causante de que nos bloqueemos), escribes un chat de forma rápida y clara porque sabes qué quieres o qué idea quieres transmitir. Vas al grano. Cuando es el correo, no. Más o menos tienes definido qué quieres, más o menos sabes para qué lo escribes, pero ese “más o menos” te hace imposible la vida.
Entonces, caza ideas y muévete con el impulso de la idea.
Salvo contadas excepciones, escribes un chat rapidito. Por lo general, tomas el móvil, y, pim, pam, pum, tecleas esto y lo otro, y envías el mensaje. Te moviste por el impulso de la idea.
“¿Qué te parece si nos vemos en tal café? Me dijeron que tiene un pie de limón para chuparse los dedos”.
¿Ves?
Fácil, rápido, al grano y efectivo. Te moviste con el impulso de la idea.
La tienes. La comunicas. Fin.
Los demás textos requieren más tiempo, pero el proceso es el mismo: tienes la idea, la comunicas, fin.
La vía veloz para tener ideas es… pedírselas prestadas a otros y perfeccionarlas. Es decir, lee.
Leer nutre tu cerebro y lo deleita: hay ideas que son como el brownie (deliciosas); otras, como el apio (lo detesto); otras, como las espinacas (te dan fuerza) y otras, como la sal (indispensables para cocinar, pero no te puedes pasar en la medida).
Se trata de nutrirte, alimentarte y saborearlas. Esto hará que tengas tus propias ideas. Y con la cabeza llena de ideas, comunicarlas es fácil, pues, ya sabes qué quieres decir (o escribir). 🙌🏻
Y los otros ingredientes para escribir son…
El aburrimiento, la escucha y la observación.
Un cerebro aturdido con mil tareas a la vez es un cerebro que no produce ideas. Es un cerebro que ejecuta. Que si el almuerzo, que si el correo, que si el teléfono, que si la hora de llegada de los niños, que si barrí, que si la cena de esta noche, que si el peinado, que si la aplicación de citas, que si las llaves…
El pobre cerebro, una torre de control, hace lo mejor que puede: se dedica a ejecutar.
Está bien y lo necesitamos. La ejecución es clave. El almuerzo no se hace solo; al menos, no en mi casa porque aún no sé mover la nariz para que todo se haga sin esfuerzo ni he conseguido al genio de la lámpara maravillosa.
Pero cuantas más tareas para ejecutar tengas en tu cabeza, menos inspiración.
👉🏻 Necesitas aburrirte, pero no necesariamente acostarte en el sofá y rascarte el ombligo.
Por ejemplo, mientras vas en el tren, puedes no hacer nada, salvo observar por la ventana. Al ver comer una vaca, puedes deducir cuán afortunados somos de no tener que comer llevando la cabeza al suelo, y justo ahí, en el movimiento de la cabeza de la vaca, hay una idea:
✓ Lo que una vaca me enseñó sobre la importancia de los cubiertos
✓ Por qué no quisiera ser una vaca
✓ La vaca y mi espalda erguida
Todo esto, gracias a que viste una vaca por la ventana y, como tu torre de control no estaba sobrecargada de tareas, pudiste ver en la vaca algo que, por lo general, no vemos, pero que está a simple vista. 🙌🏻
Lo mismo con escuchar.
Por ejemplo, puedes ir en un transporte público y, sin meterte donde no te han llamado (es decir, con respeto), escuchar las conversaciones de las personas: sus problemas, sus logros, sus comportamientos. Esto te llenará de ideas porque se trata de personas reales en situaciones reales.
Una vez, en un bus oí la pelea de un par de novios, y no porque yo fuera una señora chismosa (bueno, un poquito 😂), sino para entender el comportamiento humano.
En el bus, solo estaba el novio con su móvil en la mano. La novia, del otro lado de la línea. En la primera llamada, la novia le colgó. Luego, ella lo llamó; después de un intercambio acalorado, él le colgó. Después, ella volvió a llamar.
No supe con exactitud sobre qué peleaban, pero en mi cabeza imaginé los posibles motivos de la pelea. Luego, reflexioné sobre por qué llamaban a colgarse (algo que me pareció gracioso y contradictorio: estamos en el límite de “te odio”, pero “te necesito”).
De esa experiencia podríamos tener estas ideas:
✓ Una señal de codependencia en amores adolescentes (artículo informativo)
✓ 20 colgadas de teléfono y una propuesta de matrimonio (cuento)
✓ Cómo no negociar: la lección de una pareja adolescente (newsletter)
Llénate de ideas para escribir
Como ves, la cuestión no es de brillantez, que también (no tiro piedras a mi propio tejado). Lo que digo es que tener ideas para escribir es más fácil de lo que pensamos a primera vista.
Necesitas:
✓ Aburrirte (o sea, no sobrecargarte de tareas que requieren ejecución inmediata o, al menos, reservar un espacio en tu agenda con tiempo libre).
✓ Observar (o sea, dedicarte a vivir la vida de forma consciente para que veas la magia que tienes ante ti).
✓ Escuchar (o sea, no dejes pasar el mundo; vívelo).
Y listo. Así tienes ideas para escribir. Luego, escoge una y escribe.
Así de fácil. Así de sencillo. 🙌🏻
Chaíto,
Clau