Hola, hola:
Te doy la bienvenida a la edición #16 de Escribe con Clau y luce profesional. Antes de empezar, me disculpo contigo por el cambio abrupto de día. Desde esta semana vas a recibir esta newsletter el miércoles. 🙌🏻
¿Por qué?
Porque afinaba detalles o corregía el domingo (porque escribir es borrar y reescribir 😉). Ahora que los entrenamientos del domingo (para la maratón) se han extendido, sentía que no estaba dando mi 100 % para asegurarme de que quedara perfecta.
Obvio, yo daba mi 100 %, pero no sentía que fuera mi 100 %.
Entonces, honrando el tiempo que me dedicas cada semana, lo mejor es hacer un cambio en el calendario. 😉
Por cierto, ya estoy a menos de 90 días de la maratón y los entrenamientos del domingo ya están en casi 30 kilómetros. Son suaves y los resisto. Estoy feliz. El entrenamiento de todo el año ha dado frutos. Lo único que he notado es que mis neuronas quieren celebrar los kilómetros acumulados y no escribir el domingo. 😂
Ahora sí, a lo que vinimos, que las introducciones largas desesperan a cualquiera.
Escribir es como conducir
Devuélvete a la época en la que aprendiste a conducir. A mí me enseñaron a los 17 años. Fue mi hermano mayor. Quería que aprendiera para poder tomar el coche en caso de emergencia.
Y no sirvió de mucho porque cuando hubo una emergencia no me atreví a hacerlo. Yo era más miedosa que una gallina. 😂
Mi mamá había llevado a urgencias a mi papá. Con la presión de las circunstancias, dejó el coche mal estacionado en la entrada de emergencias de la clínica y, para retirarlo, tocaba sacarlo en reversa. Aunque mi hermano me había enseñado, yo entré en pánico y, luego, entré en la sala de urgencias para pedir a alguien que moviera el coche por mí. 🫣
Qué horror.
Sabiendo qué hacer, no lo hice. Todo, por gallina y porque conducir es poner atención a varias cosas a la vez:
· Vista al frente
· Vista en los espejos laterales
· Vista en el espejo retrovisor
¿Cómo puedes ver tres cosas a la vez? Pues, ya ves…
Además:
· Timón
· Pedales (freno, acelerador y, si es mecánico, embrague)
· Barra de cambios
Contado así, conducir parece tarea titánica, ¿verdad?
Lo mismo que si ves la escritura solo con términos teóricos: sujeto, predicado, complementos; adverbios, verbos, adjetivos, artículos, preposiciones; prefijos, sufijos, morfemas…
Un enredo.
Para dominar todas estas… llamémoslas cositas, necesitas práctica. Bueno, en realidad, necesitas a alguien con la paciencia y dulzura de mi hermano mayor, y práctica.
No hay forma de que aprendas a conducir sin práctica. Ella te lleva a superar los nervios, estar en las calles con otros coches y estacionar el tuyo sin rayar otro.
Y, aunque tuvieras un simulador en casa, necesitas la calle, sentir el timón, encontrar la presión exacta sobre los pedales y aprender a medir distancias.
Igual, la escritura.
Si no escribes, nunca la dominarás. Hoy conduces porque practicaste y practicaste, y practicaste más, ¿cierto?
Pero va más allá
Si aprendiste a conducir coche mecánico (como en mi caso), el aprendizaje es pintoresco (por decir lo menos). Al principio, el coche ni avanza ni se detiene. Hace las dos acciones a la vez y se apaga.
Arrancas, pero como sacaste el embrague rápido, ya no avanza. Se detiene, intenta avanzar, intenta detenerse, intenta avanzar. Mejor dicho, se convierte en un mutante: medio avanza, medio se detiene. No hace lo uno ni lo otro. O sí: hace lo uno y lo otro… al tiempo. Una locura.
No hay fluidez.
En el texto, pasa igual.
El objetivo del texto es que sea fluido: que tu lector se sienta como pasajero en Rolls-Royce. Sin ruidos, sin movimientos abruptos y con lujo, como el más privilegiado.
Para llegar a esta fluidez en el correo de la empresa, el informe o la presentación de resultados, necesitas claridad, concisión y sencillez.
Dicho de otro modo:
✓ Para escribir no necesitas enredarte.
✓ Para escribir no necesitas extender las oraciones, ni usar las palabras más largas que encuentres, ni alargar el texto como si te pagaran por páginas llenas.
✓ Para escribir no necesitas hacerlo complejo.
La buena comunicación escrita (y oral también) es la comunicación eficiente: con poco dices todo.
Cómo escribir con claridad
La respuesta es sencilla: no te vas por las ramas.
1️⃣ Define un tema, un mensaje o una idea (uno solito).
2️⃣ No te sales de ese tema, mensaje o idea.
3️⃣ Todo lo que se salga de ese tema, mensaje o idea lo borras (aunque te haya tomado una hora escribirlo; lo que no sirve, pues, que no estorbe).
Cómo tener una escritura concisa
1️⃣ Siempre que quieras irte por las ramas, regresas (como si controlaras un caballo desbocado).
2️⃣ Lee y relee tu texto, y quita lo que estorba. Reduce tu texto a la mitad si puedes.
3️⃣ Al final, evalúa si tu texto da en la diana que estableciste (si cumple el objetivo que quieres).
Cómo escribir con sencillez
En este punto, hay tela para cortar: tendemos a creer que cuanto más enredado, mejor escritor, y es todo lo contrario.
1️⃣ Reconoce que tienes miedo a que te juzguen como un profesional de menos valor y por eso quieres aparentar más con palabras rebuscadas o estructura enredada de las oraciones.
2️⃣ No cedas ante tu impulso de querer aparentar.
3️⃣ Enfócate en el propósito de la comunicación: que tu mensaje llegue (si tu lector no te entiende, pierdes).
Y listo. 🙌🏻
Escribir es como conducir: la práctica hace al maestro.
Paréntesis: Y sí, años después dominé el volante, tal como domino la escritura, y ya no me paraliza el miedo. 🙌🏻
Recomendación
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Chaíto 👋🏻,
Clau
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